
Maitena Servajean
Este título para un post me parece muy pretencioso pero no dejo de sonreír al ver mi nombre entre el de tan admiradas personalidades del mundo de la cultura y del arte.
Resulta que, como cada año, se juntan muchos acontecimientos y este año 2021 no iba a ser menos. Coinciden, por un lado, el cuarenta aniversario de la muerte de Berni (Antonio Berni nació en Rosario, en 1905 y murió en Buenos Aires en 1981, a los 76 años) y, por otro lado, es el centenario del nacimiento de Piazzolla, diez y seis años más joven que el maestro de la pintura. Piazzola nació en Mar de Plata en 1921 y falleció también en Buenos Aires, en 1992 a los 71 años. Ocurre además que, estos dos grandes monstruos argentinos del arte, fueron amigos. El periodista Fernando García reparó en todo ello.
Así pues, el reputado diario argentino La Nación, aprovechó estas fechas para homenajear también a estos dos artistas con un artículo sobre «La historia detrás del retrato: el alma de Ástor Piazzolla fundida en los ojos de Antonio Berni» ( https://www.lanacion.com.ar/cultura/una-historia-doble-a-como-el-bandoneon-el-alma-de-astor-piazzolla-fundida-en-los-ojos-de-antonio-nid19042021/ ).
El azar hizo que, hará cosa de dos años, me encontrara con la obra de Berni, casi por casualidad… una casualidad divertida que me llevó culturalmente de Madrid a Corea terminando en La Argentina; del K Pop al Tango y a las Milongas. Por si no saben qué es el K pop, no se lo voy a describir con palabras. Simplemente vean la estética del grupo BTS: Blood Sweat & Tears ( https://www.youtube.com/watch?v=hmE9f-TEutc ) Descubrí un nuevo mundo. El de Berni. Para los argentinos es fácil saber quién es él, es parte de su historia y de su cultura, y es considerado como “maestro del arte argentino”.
Para la vieja Europa, lo que pasa lejos de sus fronteras, si no está activamente patrocinado, es como si no existiera. Y eso a pesar de que Berni tuvo, durante muchos años, uno de sus estudios en París. Para mí, descubrir a Berni fue como descubrir un tesoro; un tesoro de intensidad: intensidad por lo prolijo de su obra, como dice Enrique Castaños: “una permanente pasión por la innovación y la actitud experimental, intensidad por la variedad de las técnicas utilizadas, materiales desechados para sus collages y esculto pinturas, tapices, grabados y xilo collages relieves, esculturas poli matéricas, intensidad por su variedad de registros, por su arte comprometido y lleno de significados, desde sus retratos, paisajes, denuncia social, hasta sus monstruos, pasando por grandes murales, una mescolanza y multiplicidad de estilos expresivos, apasionado, empezando por su época surrealista metafísica seguida por su época de realismo social, y esto sólo hasta llegar a los años 60. Pero si hay algo que me llega más que cualquier otra cosa, son esos grandes ojos y miradas perdidas, melancólicas, desesperadas, tremendas. Fueron esas miradas las que me desgarraron, las de su obra más icónica, Manifestación, realizada en 1934 y que nos habla de las consecuencias de la crisis del 29. Tal vez estemos ahora viviendo un momento de la historia que nos pueda hacer más sensibles a su obra. Motivos que no pueden ser de mayor actualidad… o que tristemente siempre son de actualidad, como todo arte universal. La obra es especialmente cautivadora. La belleza es seria y, lamentablemente la pobreza fotogénica. El virtuosismo de Berni a la hora de compartir y transmitir al público la contención de las emociones de sus personajes, se multiplica en Manifestación, a la hora de retratar uno tras otro a casi todos sus manifestantes. Estamos hablando del primer y más pequeño de sus “murales móviles”. Luego vendrán Desocupados, Chacareros y más…
«Manifestación», Antonio Berni 1934, Temple sobre arpillera, 180 x 249 cm, Colección Malba
Desgarrada por la visión de estos personajes, nació en mí la rabia. No soporté esa sensación de brazos caídos, de que uno ponga toda su vida en manos del destino, en manos de los más poderosos, o de Dios; de que lo único que sintieran y pudieran hacer fuera mirar al cielo, y esperar al maná. Un cielo que, por cierto, Berni no podía haber pintado de manera más pesada e intensa, creando una sensación de asfixia, de no futuro. No se trata de juzgar ni de ponernos en el lugar de esas personas. No podríamos, aunque quisiéramos. Todos estos manifestantes que se juntan en esa calle de Rosario me siguen transmitiendo desamparo; desvalidos, parece que desfilar fuera su única y última oportunidad de salir de la situación en la que se encuentran. Esa impotencia parecía querer invadirme en el año de la pandemia. Eso es me obligó a reaccionar. No querer aceptar el que no haya alternativas, soluciones para una situación trágica, la necesidad de rebelarme y de salir yo también a la calle, para gritar, aunque sea en silencio. Así fue como me propuse rendir homenaje a Berni, por esa necesidad que su obra había creado en mí de contestarle de alguna manera, de dialogar con su obra, 87 años después.

La exposición en Homenaje a Berni estará abierta en la Fundación Antonio Berni en Madrid, Calle Martínez Izquierdo hasta el 29 de mayo. Para poder visitarla contactar y reservar en los teléfonos 640 782 550 – 626 674 470